jueves, 26 de mayo de 2011

ARTÍCULO SOBRE EL CASTILLO DE BURGOS

     Recorriendo Castilla y León, una tierra llena de lugares históricos y que nunca se termina de conocer bien. Hoy volvemos la vista a Burgos y su castillo. El castillo de Burgos se encuentra en el extremo sur del Cerro de San Miguel. El cerro fue lugar de asentamientos humanos desde el Neolítico y las distintas excavaciones han arrojado luz sobre las distintas formas de vivir de sus habitantes a lo largo de la historia. El castillo en sí se inicia a la par que el origen de la ciudad. En el año 884 el Conde Diego Porcelos funda el Castillo y la ciudad siguiendo el modelo de población asociada a una fortaleza. Lo que se ve en la fotografía es una recreación del castillo original de Burgos.

     Se dice que es una recreación porque el Castillo fue destruido durante un incendio en el año 1736. Lo que hoy se conoce es la fortaleza que construyó Napoleón en 1808 y de estilo moderno. El castillo desde sus inicios ha servido a muy distintas labores, centro del poder, escuela de artillería, almacén o  fábrica de pólvora.

     Conocer las entrañas del Castillo, constituye una de las visitas más importantes y que más interés suscitan para el público. La visita consta de varios elementos: se puede dar un paseo por el exterior del castillo de la mano de pasarelas metálicas y paneles explicativos. Luego se puede acceder al museo donde se encuentran restos de las excavaciones en el cerro y que ofrecen un recorrido histórico por la historia del castillo y de la ciudad. Otro atractivo es la visita a las galerías subterráneas, popularmente conocidas como Cueva del Moro. El itinerario comienza en la Cueva del Moro, por la que se desciende a la galería principal, que tiene unos sesenta metros de longitud, una anchura entre 1 y 1,20 metros y una altura entre 1,60 y 2 metros, la cual se encuentra perfectamente acondicionada e iluminada, se asciende por la escalera de caracol, hasta el brocal del pozo y finalizando así la visita a la fortaleza.
     El pozo y las galerías pueden fecharse entre el siglo XII y la primera mitad del XIV; El pozo está realizado en mampostería y alrededor de él se dispone una escalera de caracol de casi 300 peldaños.
     El pabellón arqueológico en su interior está dividido en dos zonas bien diferenciadas, la primera explica el territorio nacional y su contexto determinante, la otra forma explica el proceso histórico del Castillo. En ambos casos se expondrán piezas arqueológicas. Desde el pabellón arqueológico se parte en dirección al mirador sobre la Cueva del Moro, para luego acceder de vuelta al Patio de Armas.
     El castillo de Burgos es el mejor  lugar para crear un museo. En definitiva, es un lugar que merece la pena visitar por su historia, por ser un monumento tan importante y ser emblema de la ciudad de Burgos. Su recorrido turístico te embriaga de placer con sus vistas.

ENTREVISTA A JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

“El castillo de Burgos es algo más que un castillo en ruinas”.
     José Luis Fernández, profesor de Historia en el Instituto Cervantes de Madrid, catedrático en geografía y con doctorado en prehistoria ha escrito varios libros sobre la historia de Burgos y sobre sus monumentos tras su estancia en dicha ciudad. Para realizarle la entrevista me dirigí al instituto y le robé una de sus pocas horas que tiene libre. Me recibe en su despacho. Mi vista se va automáticamente al montón de libros y documentos que encuentro encima de la mesa de su despacho. Me saluda muy educadamente, me invita a sentarme en un cómodo sillón y así comenzamos la entrevista.
¿Burgos qué es para usted?
     Para mí Burgos es algo más que para la mayoría de los ciudadanos. Nací y tengo familia allí y aunque llevo ya muchos años viviendo aquí en Madrid, sigo visitando la ciudad.  Debemos sentirnos orgullos de lo que tenemos, de nuestras raíces, pero desde mi punto de vista, Burgos tiene algo especial y es que tiene grabada en su memoria la historia procedente del castillo de Burgos. Un tema histórico que me fascina, y de la que por otro lado afirmo ser experto, después de tantos años de estudios, aunque no sea por presumir.
¿De dónde le vino la idea de escribir sobre Burgos y sus monumentos?
     Me gusta escribir, y qué mejor que escribir sobre algo que conozco, que es parte de mí. Me pareció interesante sobre todo para dar a conocer la historia de una ciudad medieval como lo es Burgos. Para hablar de su historia hay que hablar también de sus monumentos. Nos recuerdan momentos históricos importantes desde el inicio de todo hasta lo que sigue siendo la ciudad hoy.
¿Qué parte de la historia de Burgos le gusta más?
     Pues como ya le he dicho mi debilidad es el origen de la ciudad, es más a mis alumnos, aunque no venga en el temario, siempre les doy, o por lo menos lo intento, unas nociones básicas de lo que es la prehistoria, el arte de nuestra ciudad y la importancia de su conocimiento. Creo que en bachillerato se deja mucho de lado y es tan importante como la historia, es conocer lo que nuestros antepasados fueron, hicieron y cómo hemos evolucionado como seres humanos. En especial, me parece importante en darla aquí. Teniendo un ejemplo claro de la constancia que nuestros antepasados dejaron a partir de las pinturas, creo que es importante que los chicos lo conozcan. Sobre todo, porque no lo valoran lo suficiente.
¿Cree que en Burgos no se da la suficiente importancia a sus orígenes como lo es el castillo?
     A ver seamos realistas. A la gente de hoy en día no le suele interesar demasiado el pasado de su ciudad y lo que le sucedió a sus antepasados. Se suelen preocupar más por el futuro, por lo que está de moda o por los intereses personales de cada uno. En cambio, a quienes les gusta la historia sí conocen la de su ciudad. Los historiadores o profesores de historia como yo nos preocupamos por conocer lo que influyó en las ciudades para llegar a ser como son en la actualidad. En el caso de la ciudad de Burgos el castillo fue fundamental para su desarrollo.

¿Por qué es importante para usted el castillo de Burgos?
     El castillo de Burgos es algo más que un castillo en ruinas. Se trata de un castillo de sirvió para la creación de una ciudad. Al fundarse éste después se fundó la ciudad a sus pies. Representa mucho para Burgos. Representa todo lo que aconteció en su día, lo que ocurrió. Ahora es algo turístico y es importante conservar lo que queda de él.
     Hay muchos libros y muy interesantes sobre este tema. Podemos encontrar libros que nos dan información sobre diversos castillos y murallas de diferentes ciudades del país y del mundo. El encanto natural de éste castillo en concreto, para mí, es su ubicación. En lo alto de la ciudad desde donde se puede echar un vistazo al paisaje.
¿Qué intenta mostrar con sus libros sobre los monumentos?
     Sólo intento que no se olvide lo sucedido y que se recuerden los acontecimientos. Se trata de no perder lo que aún sigue en nuestros días y que pertenece a nuestra cultura. Dar a conocer lo que puede estar tan cerca de nosotros pero que no solemos dar importancia. Intento mostrar con cada palabra una imagen para crear más interés en los lectores, además de las ilustraciones.
Cuando decidió escribir un libro ¿tenía en mente algo como el libro que finalmente escribió?
     Pues tenía algo en mente, pero en realidad todo fue surgiendo. Me documenté mucho sobre el tema y después fui pensando una manera de llamar la atención de los lectores. Especialmente que fuese dirigido a todo tipo de lectores. Las numerosas ilustraciones hacen que sea ameno y así todo el que lo lea conocerá esos lugares: murallas, castillos, fortalezas… que se vea el encanto de estos monumentos.
¿Ha encontrado algún problema a la hora de escribir sobre el castillo de Burgos?
     Algún problema siempre surge. Pero ningún problema me ha impedido escribir sobre nada en concreto. Algunos te lo ponen algo difícil a la hora de recabar información. A la gente suele sorprenderle que algo tan cercano y normal resulte ser algo de valor cultural. Además, siempre que le expliques tus intenciones y en lo que consiste tu trabajo nunca suelen poner pegas
¿Qué más me puede decir del castillo de Burgos?
     Pues fue un castillo levantado en los tiempos de la Reconquista por Diego Rodríguez Porcelos. Aunque por aquel entonces ya existían fortificaciones más antiguas. Donde vivieron reyes como Enrique VI y después fue ocupado por más reyes. Más tarde fue incluso utilizado como cárcel de Estado. Es mucha historia la que acompaña a los castillos. Ahora es poco lo que queda de él, pero su historia siempre quedará ahí, por eso es importante mantener sus ruinas. Que los jóvenes crezcan sabiendo los comienzos de sus ciudades, que sepan de dónde vienen, la historia de sus antepasados. El castillo de Burgos es un buen ejemplo y sus ruinas están bien conservadas.
     Podemos entrar porque hacen visitas guiadas, lo que resulta muy interesante porque no es lo mismo que verlo solamente por fuera.

REPORTAJE SOBRE EL CASTILLO DE BURGOS

Un paisaje que a muchos enamora.

     En el cerro donde se sitúa el Castillo de Burgos se encuentran los orígenes de la ciudad. Desde el que se puede contemplar un estupendo paisaje de toda la ciudad. Lugar que fue elegido seguramente por ser una colina desde donde se divisa el resto de la ciudad y la llanura del río Arlanzón. Las vistas desde el  mirador hacen que este lugar sea un punto de encuentro para los turistas y los burgaleses.
     Las intervenciones arqueológicas realizadas permiten visitar hoy lo que queda del primitivo castillo.

El castillo de Burgos.
     Uno de los tesoros que alberga la ciudad de Burgos es su castillo. Hoy es un parque, lugar de recreo desde donde se puede contemplar un magnífico paisaje de la ciudad burgalesa. Su historia es larga y sus reconstrucciones han sido varias desde su destrucción. Se encuentra en el Cerro de San Miguel, elevado 75 metros sobre el nivel de la ciudad, y tuvo un papel importante en la historia de la ciudad. Durante el reinado de Alfonso III, en el año 884, con la fundación de la ciudad de Burgos.

Su historia.

 

     Desde los tiempos del conde Diego Rodríguez, la ciudad ganaba importancia, por lo que se hacía necesaria una gran fortaleza. Las fortificaciones que se construyeron, según algunos, transmitían fuerza y aportaban seguridad. Fueron levantadas durante el reinado de Alfonso III. Se convirtió en gran alcázar Real, lugar de prisión, y lugar de alojamiento para notables huéspedes.
     Con la invasión napoleónica los soldados franceses establecieron en él su batería imperial, en lo que ahora es el pabellón arqueológico. Conociendo la fragilidad de la parte norte de la fortaleza, ya que allí se concentran la mayor parte de las galerías subterráneas. Por lo que se instalaron en el cerro de San Miguel y construyeron un avance defensivo conocido como hornabeque.
     Cuatro años después, y con su retirada, el castillo fue testigo de los últimos preparativos que el contingente galo, vencido, realizó antes de su marcha definitiva. Los ejércitos ocupantes trabajaron sin descanso en el interior del Castillo. El objetivo era hacer desaparecer cualquier material, bélico o documental, que pudiera serle útil al enemigo; el procedimiento elegido fue volar la fortaleza. En el año 1913 fue destruido por el ejército de Napoleón antes de que abandonaran la ciudad. Produciendo además, debido a su explosión con pólvora, daños en la cercana iglesia de San Esteban.
     Lo hicieron saltar por los aires sin dar tiempo a la evacuación de los últimos soldados. Más de doscientos militares franceses murieron en la explosión, que estremeció a toda la población.
     La iglesia de Santa María La Blanca quedó destruida, se perdió buena parte de las vidrieras de la catedral y se produjeron daños en el antepecho de la torre del crucero así como en la iglesia de San Esteban mientras, en la chopera del Carmen, se localizaron bastantes cadáveres de soldados franceses.

     La reconstrucción final del castillo se produjo a finales del siglo XV o a principios del siglo XVI.
     La reconstrucción parcial de la fortaleza ha permitido su habilitación como museo, abierto al público en 2003, o centro de interpretación, pudiendo visitarse también el pozo y las galerías subterráneas, conocidas como Cueva del Moro.

Descripción del castillo.
     Frente a la puerta principal del castillo se levantaba el templo de Nuestra Señora la Blanca.
     Cuenta la tradición que el conde Diego Porcelos, fundador de la ciudad, mandó construir una pequeña iglesia en el lugar donde una imagen de Nuestra Señora, oculta en una cueva en lo alto del cerro, fue encontrada por su hija, doña Blanca. Durante la Edad Media fue una de las parroquias más importantes de la ciudad y permaneció activa hasta la Guerra de la Independencia.
     Las murallas exteriores de la fortaleza del castillo conforman dos recintos concéntricos. Tienen  una planta triangular, con un lado recto y dos curvos que convergen en la hoy puerta principal, con un perímetro total de 180 metros y hasta 10 metros de altura. Destacando cinco cubos o torreones, de los cuales el descubierto en 1995 es de considerable antigüedad. El interior está constituido por una muralla de gran potencia, unos 2,30 metros de ancho, con torres distribuidas en su contorno, que actúan como elementos de defensa y contrafuerte. También podemos encontrar torres de plantas circulares y rectangulares, adosadas a la muralla y exentas. La torre albarrana se unía a la muralla en su parte superior por un paso de madera o un arco. El recinto exterior es de menor altura y su función es dificultar el ataque directo al recinto principal. Esta muralla se complementa con otros elementos defensivos, como torre, foso y la propia topografía del terreno.
      El castillo no tiene torre del Homenaje, que es un elemento emblemático de los castillos medievales. Pero en su lugar se levantó un palacio que se utilizó como residencia real (Palacio de Alfonso X). Los viajeros de otros tiempos describen el palacio como un edificio porticado con tres pisos abiertos al patio de armas; el interior está decorado con motivos estucados mudéjares, algunos de estos motivos los podemos contemplar actualmente en el Arco de Santa María, que es la entrada principal de la antigua ciudad medieval de Burgos.
     El pozo, una verdadera obra de ingeniería medieval, abastecía de agua a los habitantes del castillo. Está formado por un cilindro central de 63,5 metros de profundidad, cercado por seis husillos con escaleras de caracol que se comunican entre sí mediante pequeños pasillos concéntricos al pozo. Tenía por finalidad el descenso al fondo del pozo para su limpieza y mantenimiento. Está realizado en su totalidad con sillares perfectamente escuadrados.
     Contiene restos de un foso seco, especialmente visible delante de la puerta principal, con señales del anclaje de un puente levadizo.  
     La Cueva del Moro es un estrecho pasillo tallado en la roca que comunica el pozo con una cueva situada en los dos recintos amurallados del castillo. La función de esta galería parece estar relacionada con la defensa del pozo. En los asedios uno de los principales objetivos de los atacantes era evitar el abastecimiento de agua de los asediados. En el castillo de Burgos, existía la posibilidad de envenenar el agua accediendo al pozo a través de minas subterráneas. Por tanto la defensa a esta estrategia es crear una “contramina” que impida al enemigo acceder al pozo. Para completar este complejo sistema defensivo, la galería “cueva del moro” se refuerza con trampas: en los dos extremos de la galería se abren dos profundos fosos difíciles de salvar.


Visitas al castillo de Burgos.

     Actualmente su estado de conservación se encuentra en estado de ruina consolidada. Se destina a uso turístico. Su visita pretende ser un exhaustivo recorrido por la historia de la ciudad a través de su fortaleza.
     Si se desea, podemos encontrar a nuestra disposición visitas por el exterior y por el interior del castillo. Por el exterior del castillo encontramos en todo momento numerosas señales de orientación con las que sacar el  mayor rendimiento a la visita. La visita por las pasarelas y el museo está adaptada para permitir la visita de disminuidos físicos.
     La visita al castillo, propiamente dicha, se inicia en el extremo suroeste del Patio de Armas y continúa por el recinto interior del castillo hasta llegar al ángulo sureste del recinto exterior, donde se sitúa el mirador que permite contemplar la Puerta sur.

     El recorrido continúa en dirección norte entre el palacio de Alfonso X y la muralla interior, hasta alcanzar las escaleras que permiten la subida a las murallas. Si giramos al sur se obtiene una perspectiva adecuada del palacio y si lo hacemos al norte nos topamos con una amplia panorámica de la ciudad y de la fortaleza.
     Una vez realizado este recorrido se desciende hasta el patio de armas, donde el trayecto discurre paralelo al cuartel del este hasta girar para alcanzar el pabellón arqueológico.

     La visita a las entrañas del castillo y del cerro sobre el que se asienta constituye uno de los principales atractivos de este itinerario que comienza en la llamada Cueva del Moro. La ruta por el interior del castillo comienza con el descenso a la galería principal, a la que se accede por la Cueva del Moro. Tras salvar un primer desnivel de siete metros y medio en cuatro tramos de escalera, se llega a la galería principal que tiene sesenta metros de longitud.
     El acceso a la parte baja del pozo a través de las escaleras y husillos es hoy imposible dado el deterioro de toda la estructura.
     La visita termina ascendiendo por la escalera de caracol hasta el brocal del pozo.
     La galería consta de 60 metros de trayectoria visitable con una altura mínima de un metro y 55 centímetros y una anchura mínima de un metro.
     Además podemos encontrar diferentes tarifas según la fecha y hora del día de la visita, también tarifas reducidas para jóvenes, grupos de personas y estudiantes.